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NUESTRA HISTORIA

Iniciamos nuestro trabajo en el 2002 como una Asociación Ambiental bajo el nombre de Akayú. En medio del trabajo con las comunidades de la región, descubrimos la Flor de Inírida y obtuvimos la licencia para su comercialización en 2006.

En el 2009 se une a nuestro equipo un nuevo integrante, Mateo Fernández. Bajo el interés de realizar su tesis de grado en biología, Mateo llega a complementar nuestro equipo como soporte científico, lo cual amplía la información que tenemos sobre la flor: sus diferentes especies, su relación con el suelo, las aves y los insectos. Es por medio de esta alianza que hemos logrado evidenciar la estrecha interrelación de la flor con todo el ecosistema.

Con el fin de profundizar en el aprendizaje de la flor, y en la investigación con miras a la preservación, adquirimos un terreno en el casco urbano de Inírida en donde, tanto la flor de invierno como la flor de verano, crecen naturalmente. Posteriormente iniciamos un proceso de propagación de la especie, conforme a los ciclos de la naturaleza y respetando las zonas de donde la flor es nativa.

Cuatro meses después tuvimos nuestra primera cosecha, dentro de lo que se considera un ecosistema nativo. No somos un monocultivo, ya que tenemos una flor silvestre que crece sin invernadero, en armonía con el ecosistema. Además, para este proceso no fue necesario el uso de pesticidas.

Finalmente, después de 8 años, nos otorgan el permiso persistente de parte de la autoridad ambiental para la comercialización de la flor. Además de este permiso, nos han otorgado el premio Titan Caracol Sostenibilidad 2018, con el cual hemos tenido un impulso para seguir mejorando nuestros procesos de comercialización y comunicación de nuestra flor.

NUESTRA LEYENDA

Nuestra flor está posicionada dentro del imaginario colectivo de la región como símbolo de amor eterno e incondicional, debido a la leyenda de la princesa Desikoira (” Mujer perfumada" en lengua indígena). 

La leyenda cuenta la historia de una hermosa princesa indígena que estaba profundamente enamorada de un amor prohibido. Sin embargo, Desikoira debía casarse con otro hombre para mantener la estabilidad política de su reino. 

Su pretendiente, desesperado por el amor de la princesa, se valió de una potente pócima para enamorarla. Ella, bajo los efectos de esta pócima y sabiendo lo que su corazón verdaderamente dictaba, huyó de su casa. 

Cuenta la leyenda que en el camino recogió estrellas caídas del cielo en forma de flores (La flor de Inírida), las cuales guiaron su camino hacia los cerros de Mavicure, donde se refugió para siempre.

En LIWI llevamos 10 años de trabajo constante en investigación científica, propagación, siembra, educación y conservación de estas especies y sus ecosistemas. 

Son hierbas monocotiledóneas de la familia Rapateaceae, endémicas de sabanas de arenas blancas (únicamente se encuentran en estos lugares), con suelos arenosos, muy pobres de nutrientes, ácidos y hostiles para las plantas comunes. 

Este ecosistema de sabanas solo existe en el extremo oriental colombiano y el extremo occidental venezolano, en inmediaciones de los ríos Atabapo e Inírida principalmente, en el punto donde se interceptan la Amazonía, la Orinoquía y el Escudo Guayanés.

Llevamos 10 años soñando con un modelo de desarrollo sostenible para la región, es por esto que hasta el momento somos la única asociación con los permisos ambientales y requisitos legales para aprovechar y comercializar estas especies; de la mano de las comunidades indígenas y locales y, sobretodo, demostrando que se puede conservar un ecosistema nativo mediante su conocimiento y manejo sostenible.

Creemos en la posibilidad de desarrollo sostenible, entendida como la producción desde los recursos naturales que nos brinda la región, estableciendo modelos de conservación y propagación.  

El ser humano siempre está en el constante trabajo de mejorar, de desarrollar nuevas cosas y para esto necesita del aprovechamiento de la tierra, esto es posible siempre teniendo en cuenta que sin sostenibilidad no hay desarrollo, debemos garantizar el cuidado de nuestros recursos para seguir construyendo mundo.